04/08/2013 / Investigación
Paremos la pelota y reflexionemos una vez más…
El proceso de entrenamiento incluye en mayor o menor medida el aprendizaje y practica de conceptos que el deporte encierra. Estos conceptos son los ejes básicos de la lógica interna que se deberán manejar para un entendimiento e inteligencia de juego.
Podemos postular así que habrá contenidos que permitan experimentar, transitar y adueñarse de dichos conceptos.
Todos sabemos que en las etapas formativas del deportista como en su practica adulta, ya sea en la elite o en el amateurismo, los momentos disponibles en las planificaciones nunca son suficientes y los contenidos a trabajar comparten el tiempo a disposición con los trabajos físicos (si es que estos no conforman un bloque integrado, es decir ejercitaciones que engloben conceptos de juego y trabajo sobre capacidades condicionales).
Entonces:
1- En base a lo desarrollado podemos decir que los entrenadores una vez conocido en profundidad el deporte facilitaran las cosas recortando ciertos número de conceptos a trabajar, un número que integre y cubra las necesidades que la práctica competitiva demande al deportista. La consigna sería “como sabemos que el saber ocupa lugar, reservemos esos lugares de privilegio para los conceptos fundamentales “. Podemos entender desde ahora que no todos las posibilidades de un deporte son entrenables. Optimizar lo que vamos a trabajar es: ENTRENAR BIEN lo necesario y justo, en contraposición a ENTRENAR MAL O DEMASIADAS COSAS que no permitan respetar las condiciones del aprendizaje cerebral.
2- “La educación es un arma de doble filo”. Un entrenador capacitado y conocedor del deporte y las formas en las que el cerebro aprende, podrá distinguir y planificar mejor para nutrir a su deportista. Potencialmente dispondrá de mejores herramientas metodológicas para este propósito. Pero en el caso contrario el daño perdurable puede traer más de un dolor de cabeza ya que la dificultad que propone revertir esa situación es mucha; recordemos que no hablamos de cosas abstractas sino de cuestiones materiales que involucran conexiones y combinaciones químicas muy complejas.
Nos permitimos especular un poco en base a los avances científicos que nos llegan, para poder concluir que un entrenamiento de conceptos deportivos debe orientarse a generar aprendizajes de conocimientos en base a practicas jerarquizadas, buscando contenidos abarcativos y significativos en oposición a practicas pobres y desordenadas sin planificación y en dirección opuesta a la naturaleza del funcionamiento cerebral.
Lic. Sebastián Di Costa
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